La manipulación de la realidad para provocar un odio hacia las mujeres es también violencia de género, entendiéndose en este caso la violencia como un poder de autoridad y superioridad que ejerce el hombre sobre la mujer.

Todavía quedan personas que siguen creyendo y cayendo en este tipo de manipulación, considerando que las mujeres ofenden con sus palabras al engendrar vocablos en los que manifiesta su indignación.

Un hombre que de verdad se compromete por y para la Igualdad no se dedica a criticar u ofender a ninguna mujer. Porque un hombre de verdad reconoce el mapa de su origen, donde una mujer le dio la vida después de llevarle en sus entrañas.

Pero está claro que proliferar falsas acusaciones a modo de desprestigiar a las mujeres es un recurso que siguen empleando muchos hombres, quienes por venganza y en honor a su ego herido, generan desde la cúpula de su jerarquía de poder otro tipo de manipulación, la de convencer a sus conocidos, allegados, seguidores y discípulos, que las mujeres siguen siendo el mal mayor, siguen generando conflictos y son las culpables y provocadoras de que los hombres se sientan lastimados.

Utilizar el poder, superioridad o condición aventajada desde, por ejemplo, un puesto de trabajo, para expandir esa manipulación sobre las masas y que llegue al resto un mensaje de “hombres heridos por las palabras de una mujer” forma parte de la violencia utilizada contra las mujeres. Cabe mencionar que inclusive hay mujeres que defienden este comportamiento del hombre, algo que les favorece a ellos, pues se sienten respaldados por una masa guidada y adormecida por el imperativo machista.

Conclusión: Si quien habla, opina y/o defiende una causa es una mujer, ellos las prefieren calladitas, obedientes, y en el caso de tener que abrir la boca para algo que sea para dar la razón al hombre, o para asentir fervorosas a su mezquindad, y en otros casos para tragar falos.
Porque para esa jerarquía machista las mujeres estamos en el mundo para alcanzar unos objetivos al precio que sea, y ese precio lo marcan ellos.

Hasta que alguien les lleva la contraria y no accede a las pretensiones y el ego todopoderoso del macho queda clausurado bajo una capa de humillación que ellos transforman en venganza. Y así empieza el ciclo, el rumor, la manipulación de opiniones para demostrar al mundo que las mujeres provocamos y calentamos para luego negarnos.
Y así se genera la culpa, nuestra gran culpa, y nos pretenden “vender” como “mujeres que odiamos a los hombres” siendo ellos los que proliferan en odio hacia las mujeres.

Quizás la próxima vez que el misógino nos proponga retar nuestra libertad nos tendrá que poner en la disyuntiva de abrir la boca o abrir las piernas.

No obstante desde aquí les facilito el trabajo y ya les respondo: “mi cuerpo NO SE VENDE, YO DECIDO con quién me acuesto, NO SOY FULANA de nadie y mis logros van despacio pero los alcanzo con MIS PROPIOS MEDIOS.”

Laura Díaz

Link a enlace https://caunomasmaltrato.wordpress.com/2015/01/28/abrir-la-boca-o-l...

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