10 aprendizajes de mis 10 años como empresaria

El pasado mes de junio celebramos el décimo aniversario de Atalaya Formación, la escuela de inglés que fundé hace una década y gracias a la cual me convertí en emprendedora y empresaria.

Diez años son muchos días y muchas horas de aprendizajes y en los últimos meses, con el verano europeo de por medio, he vivido todo un proceso de reflexión que me ha hecho ordenar mentalmente muchas lecciones aprendidas  y ser consciente de todo lo que he incorporado a mi vida gracias a haber tomado aquella loca decisión hace una década. Que Atalaya Formación se consolidase como negocio en un momento determinado de su existencia, me permitió seguir creciendo como emprendedora y empresaria y, entre otras muchas cosas, tuvo como consecuencia la puesta en marcha de Ellas². Esta plataforma es por tanto consecuencia directa de ese momento de locura.

¿Qué son las 10 cosas más importantes que he aprendido en esta última década?

1. El equipo lo es todo.  Cuando confías en tu equipo y les proporcionas un espacio en el que sentirse responsables de lo que hacen, todo lo que obtienes a cambio es bueno para ti, para ellos y sobretodo, para el negocio. En un momento determinado comprendí que debía retirarme de las tareas cotidianas. Sentí miedo por quedarme en la barrera, pero lo cierto es que todo comenzó a ir muchísimo mejor. La parte más importante de la delegación es la distancia emocional que estableces con tu proyecto (al que muchas veces vemos, sobretodo las mujeres, como un hijo). Esta distancia emocional te ayuda a analizar todo con más perspectiva y  te permite ayudar a tu equipo a tomar las decisiones adecuadas. Me endeudé bastante para poder contratar esta delegación, pero desde luego ha sido rentable y la inversión ha merecido la pena con creces.

2. Tu trabajo como Directora General o CEO o Capitana del Barco debe reducirse a tres tareas.  Da igual el título que elijas para desempeñar la tarea, mi recomendación es que todos tus esfuerzos como fundadora (que en los orígenes asume gran carga operativa del emprendimiento) tienen que ir encaminados a un único objetivo: reducir tu trabajo en el medio- largo plazo a tres únicas tareas: 1) asegurarte de que siempre hay dinero en el banco para pagar a tus colaboradores y proveedores, 2) reclutar el talento y cuidar de él protegiéndolos de la toxicidad “chupa-energía” del entorno 3) mantener la visión de la empresa, ser su guardiana. Todo lo demás es delegable.

3. Soluciona tu vida personal cuando decidas emprender. Si los comienzos son duros (muy duros de hecho) teniendo una pareja, una familia y amigos que te apoyan en cada uno de los pasos que das como fue mi caso, no me quiero ni imaginar lo que tiene que ser esta aventura sin alguno de esos apoyos. Una vida personal equilibrada es un factor higiénico. Mi consejo es no emprender si este espacio de tu vida no está en calma y goza de cierto equilibrio. Tal vez es muy contundente, pero la línea que separa la cordura de la locura es fina y quebradiza y he visto mucho sufrimiento por el camino como para tomarme esto a la ligera. Primero somos personas, lo de ser emprendedoras es una cualidad, no pongas un estado vital por delante de tu ser, al final no merecerá la pena y tu salud se resentirá.

4. Hay clientes que es mejor que los tenga la competencia. Lo mismo con los partners. Se sufre mucho cuando se pierden los primeros clientes, pero con el tiempo te das cuenta de que es lo mejor que te pudo pasar. Habrás escuchado en un millón de ocasiones que emprender un negocio es un camino lleno de obstáculos, lo que nadie suele explicar con detalle es lo tóxico que es ese camino y la cantidad de mierda que vas a encontrarte en él mientras lo recorres. No tengas miedo de desprenderte de relaciones que en principio pueden parecer estratégicas para el futuro de tu proyecto si están contaminando tu presente. Al fin y al cabo se pueden conseguir nuevos clientes y nuevos partners, pero si te quedas atascada en un presente oscuro y rodeada de toxicidad, corres el riesgo de perder todas tus energías y esto, sin duda, es lo más peligroso para el futuro de tu empresa.

5. La ética y los valores cuentan. Y son rentables. Un emprendedor  me dijo una vez que “los negocios tienen algo de amoral, si no, es difícil conseguir el éxito”. “Pues serán los tuyos”, pensé yo. Tener escrúpulos puede sumirte en un cabreo sostenido con el mundo empresarial, pero compensa a nivel moral y sobretodo, es rentable: tus clientes se dan cuenta y tus empleados y colaboradores también. Eso conduce al respeto y la confianza. No hay mejor estrategia de marketing ni mejor plan de recursos humanos. Y lo más importante, te asegura dormir como un bebé cada noche y te mantiene fuerte para seguir trabajando con la resilencia intacta.

6. La sostenibilidad es una estrategia tan válida (o más) que el crecimiento. Parace que el único camino que hay para un negocio es crecer y crecer y crecer y al final, venderlo. Tú eliges tu opción. Crecer “a lo alto” está lleno de glamour, pero crecer “en profundidad” da mucho sentido a la vida. Tal vez no te hagan falta más clientes o más equipo o más países si tu negocio es sostenible y te permite disfrutar de la vida que soñaste. Hacer crecer Atalaya Formación se convirtió en una obsesión para mí en un momento determinado (lo cuento un poco en mi TED talk), pero me estaba equivocando en los modos. En un momento determinado comprendí que lo adecuado era sostener el número de clientes por año y profundizar la relación con ellos y el tipo de productos que ponemos a su disposición. Sin duda es más gratificante y hasta me voy a atrever a decir, humano.

7. Al principio tendrás que elegir si quieres trabajar para tus empleados o para tus inversores. Y elijas lo que elijas tienes que entender que en ninguno de los casos estarás trabajando para ti. Yo opté por la primera opción en el caso de Atalaya, mantuve el control de las decisiones y el rumbo del negocio, puse mucho foco en generar negocio rápido y renuncié a un salario y a unos ingresos estables para asegurar el de mi equipo en muchísimas ocasiones. Me alegro de haber optado por ese camino. Mucho. El bootstrapping es duro, pero poner tu criterio a disposición de inversores también. Elige lo que mejor se adapte al negocio con el que sueñas, pero sobretodo a la vida en la que quieres seguir creciendo como mujer y como persona.

8. No pares nunca de hacerte preguntas. Hace diez años casi nadie hablaba de emprendimiento, hoy es una moda a la que burócratas, políticos y demás fagocitadores que ni han puesto ni pondrán en marcha un negocio en su vida se suman con alegría, falta de criterio y muchísima irresponsabilidad. Toda esta gente me ha hecho perder muchísimo tiempo en esta década, pero afortunadamente no han borrado mi afán por seguir haciéndome preguntas. Entender las cosas desde una perspectiva global es fundamental para no perder energía por el camino y seguir construyendo tu negocio. Cuestiona cada propuesta que te hagan en términos de “coste de energía”, no sólo económico y sé cuidadosa eligiendo donde pones tu trabajo. Preguntas como, “¿qué quieren realmente de mí y de mi negocio”?, “¿estoy regalando demasiado?”, “¿qué deuda existencial y profesional asumo aceptando este favor?” te ayudarán a ser selectiva y a estar enfocada para conseguir tu auténtico objetivo.

 9. Simplifica. Menos gastos que ingresos, punto. La sobreinformación, cursos, programas de ayuda e impulso al emprendimiento, mentores y gurús con los que te vas a encontrar en tu camino te resultará abrumadora. Siempre es bueno aprender de los que pueden enseñarte, pero en ocasiones descubrirás que recibes consejos contradictorios y que lo que te cuenta una experta o experto nada tiene que ver con lo que defiende a capa y espada otro. En esos momentos lo mejor es escucharte a ti misma y simplificar al máximo: en el fondo, un negocio sobrevive si cumple la máxima de gastar menos de lo que ganas. Si dejas que una afirmación tan sencilla guíe tus decisiones, la probabilidad de equivocarte será menor.

10. No hagas caso a los dogmas. No hagas caso a este post. Lo consejos que te encuentres por el camino brotan de experiencias personales de cada emprendedora o emprendedor, e incluso te encontrarás con personas que tratarán de aconsejarte sin ni siquiera haber puesto en marcha o haber tratado de poner en marcha una sola empresa en su vida. Cada persona, cada vida, es un mundo. Descubre tu verdad . Empieza por este post. Quédate con lo que te interesa y olvida lo demás. U olvida todo.

Nota: ¿Tu empresa tiene más de 10 años de vida y has generado con ella un impacto positivo en tu entorno/ el mundo? Estoy buscando casos de emprendedoras y empresarias que lleven una década en “las trincheras” para un proyecto en el que estoy trabajando. Puedes ponerte en contacto conmigo en hello@patriciaaraque.es.

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Comentario de Mariel García el noviembre 23, 2014 a las 1:16am

Bellísima (y utilísima) reflexión. Mil gracias por compartirnos tus consejos.

Comentario de ANA ROSA ABRAHIN el noviembre 19, 2014 a las 1:38pm

hola patricia

me consideran emprendedora , yo me identifico  como  artesana social , porque  desde el 82 a la fecha trabajo  promoviendo el desarrollo personal , dime si te es util para tu trabajo y via mail te envio materiales que te puedan ser de utilidad,cordial abrazo desde mendoza, argentina 

Comentario de Patricia Araque el noviembre 17, 2014 a las 7:46am

Muchísimas gracias chicas!

Comentario de Vivian el noviembre 15, 2014 a las 11:25am
Hola Patricia!
Me gusta saber de personas que al igual que tú ya tienen camino recorrido en lo empresarial. Yo apenas comienzo y para mí es enriquecedor saber de experiencias como la tuya que me pueden servir de guía.
Comentario de Claudia Calvin Venero el noviembre 10, 2014 a las 10:04am

Gracias querida Patricia por compartir esta VALIOSÍSIMA reflexión. Tenemos mucho que aprender de ti.

Un beso grande y con mucho cariño.

Claudia

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