¿Acaso las mujeres se alejan de la competencia?, ¿Los hombres compiten demasiado?

Hoy quiero compartirles un viejo informe de New York Times, que siempre que me encuentro con él vienen nueva preguntas y aparecen un nuevo reto en la lista por hacer. Lamentablemente o no, (esto queda a su juicio) desde 2006 al día de hoy el resultado sigue tan vigente como muchos de nuestros paradigmas y miedos de lo que no nos hemos podido apartar.

Espero lo disfruten y tengan tantas preguntas como respuestas.

¿Acaso las mujeres se alejan de la competencia?, ¿Los hombres compiten demasiado?

Un caso relevante sobre el tema es un reciente trabajo de investigación de la Oficina Nacional de Investigación Económica hecho por economistas de Standford, Muriel Niederle y Lise Vesterlund, de la Universiad de Pittsburgh, titulado: "¿Acaso las mujeres se alejan de la competencia?, ¿Los hombres compiten demasiado?".

Es notable que las mujeres no se encuentran suficientemente representadas en los trabajos corporativos de altos sueldos, o en los trabajos relacionados con las matemáticas, la ciencia, la ingeniería. Como los autores observaron, "la explicación económica estándar, con respecto a las diferencias ocupacionales incluyen la preferencia, la capacidad y la discriminación".

A esta lista, las autoras añadieron un nuevo factor: la actitud hacia el ambiente competitivo. Si los hombres prefieren ambiente más competitivos que las mujeres, entonces habrá más hombres representados en las áreas en donde la competencia sea intensa.

Claro, las discusiones de cualquier tipo sobre la diferencia de género sólo pueden constituirse en declaraciones sobre los promedios; esta claro que hay mujeres que prosperan en ambientes competitivos y hombres que no. Aun más, las actitudes hacia la competencia pueden estar arraigadas como un resultado de estereotipos.

¿Existe evidencia de que las hipótesis sea verdadera?¿Es verdad que los hombres prefieren ambientes más competitivos que las mujeres? 

...Abro un paréntesis, seguro vino a tu memoria uno o varias anécdotas que nos puedes compartir para dar respuesta a estas preguntas. Pero las autoras decidieron hacer un experimento para tener pruebas de acuerdo a una buena metodología e investigación...

Al hacer el experimento, las autoras fueron capaces de determinar no sólo si los hombres y mujeres difieren en su voluntad por competir, pero más importante, si difieren en su voluntad por competir condicionada por su desempeño actual.

Los economistas pidieron a 80 personas divididas en dos grupos de dos hombres y dos mujeres, que sumaran pares de dígitos de cinco números por cinco minutos. Las personas realizaron la tarea primero basándose en la obtención de un premio por cada pieza, (50 centavos de dólar por cada respuesta correcta) y después en forma de torneo (la persona con mayor número de respuestas correctas en cada grupo recibiría $2,000 dólares por respuesta correcta, mientras que el resto de los participantes no recibiría nada). Es importante notar que el sujeto con 25% de oportunidades de ser el ganador en el torneo recibiría la misma paga promedio que en el sistema de pago por pieza.

A todos los participantes se les dijo cuántos problemas tuvieron correctos, pero no se les dijo cuál era su desarrollo relativo. Después de completar las dos tareas, se les pidió a los sujetos que eligieran entre el sistema de pago por pieza o el sistema de torneos para un tercer juego de problemas.

Existieron varios hallazgos interesantes en este experimento. Primero, no hubo diferencias entre los hombres y las mujeres con respecto al desarrollo bajo cada sistema de compensación. A pesar de esto, el doble de hombres seleccionó el sistema de torneo (75% contra 35%). Aún cuando uno cuenta el desarrollo de comparar sólo mujeres y hombres con el mismo número de respuestas correctas, las mujeres tienen un 38% menos de probabilidad para escoger el sistema de torneo.

¿Por qué es mucho más probable que los hombres elijan el sistema de torneo? tal vez se deba a que se sientan más confiados de sus habilidades. Los datos apoyan esta hipótesis, con 75% de hombres creyendo que ganaron el torneo de cuatro jugadores, mientras que el 43% de las mujeres pensaron que eran mejores en grupo.

A pesar de que ambos grupos estaban bastante confiados sobre su desarrollo, los hombres estuvieron aún más... los resultados de este experimento son consistentes con los hallazgos del profesor de finanzas de Berkeley, Terry Odean, donde los hombres intercambian acciones en exceso, aparentemente porque ellos sienten (de manera equivocada) que tienen la habilidad excepcional de escoger ganadores. Las mujeres intercambian menos, pero lo hacen mejor en promedio, porque es más probable que sigan una estrategia de comprar y mantener.

Los autores resumieron sus resultados experimentales al decir, "Desde una perspectiva que salde las cuentas, las mujeres de alta capacidad entran a los torneos muy raramente, mientras que los hombres de baja capacidad lo hacen frecuentemente". Los hombres con un bajo desarrollo y las mujeres de alto desarrollo son perjudicados por este comportamiento, pero, al menos en este no escogieron el torneo cuando deberían de haberlo hecho, excedieron los costos de los hombres que deberían haver evitado entrar al torneo.

Uno no debería adentrarse demasiado en el estudio. Pero si en realidad es verdad que las mujeres escogen ocupaciones que involucran menor competencia, entonces uno bien podría preguntarse porqué. Los sociobiológos pueden decirnos que dichas diferencias vienen de propensiones genéticas; los sociólogos pueden argumentar que es debido a las diferencias en los roles sociales y las expectativas; los psicólogos del desarrollo pueden enfatizar las prácticas de crianza de los niños. Cualquiera que sea la causa, Niederle y Vesterlund, ciertamente han levantado una gran cantidad de interesantes e importantes preguntas.

New York Times, Marzo 9, 2006.

Creo que crear una estrategia propia, creer en ella y construirla, podrían ser los primeros pasos para cambiar los resultados de experimentos como estos. Somos generadoras de nuestros resultados, si elegimos una profesión, oficio u ocupación por convicción, también podemos convencernos de ser las mejores en las áreas que aún no hemos logrado la representación y reconocimiento que buscamos.

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