No pertenezco a ningún partido, ni grupo político...¡pero soy ciudadana!

Esta es una nota que escribí hace dos años durante el desarrollo de las marchas ciudadanas a la par de las campañas presidenciales del 2012 en México. El ambiente de debate y protesta iniciado por el movimiento #Yosoy132 y diversas organizaciones civiles, así como de la propia ciudadanía, era indescriptible.

Aquí mi experiencia de ese momento en mi país.

Pues todavía estoy muy emocionada, la adrenalina de lo que presencie esta mañana no se compara con nada en lo que haya participado o visto anteriormente. Asistí y participé con mi voz y energías en la Marcha Anti-EPN que tuvo lugar en el Distrito Federal, hoy 19 de mayo del 2012 a partir de las 12h30. 

Como ciudadana era mi deber, como coahuilense una cuestión de dignidad, como mexicana mi derecho. La gente que me conoce sabe de mis convicciones cívicas, pero poco de mis opiniones políticas. Siempre he considerado que las opiniones políticas deben ser libres y personales, pero que pueden ser expresadas dentro de un marco de respeto. Tan fuerte es esta convicción para mí, que nunca he intentado convencer de mi opinión política a nadie; pero las personas que no me conocen me han acusado de "no estar interesada en la justicia" o de ser "políticamente indiferente, socialmente apática".

 

No sé si después de la mañana y tarde de hoy se me acuse de eso, honestamente no me importa. No pertenezco a ningún partido, ni grupo político, ni movimiento social, no apoyo la izquierda, ni la derecha [los que me conocen saben que me confundo muchísimo y que mi sentido de la orientación espacial es pésimo...]; no soy "radical", no soy "contestataria", no soy muchas cosas... Pero sí soy ciudadana, mexicana, estudiante, un día fui trabajadora, que intento hacer valer mis derechos todos los días en este país, pero con la plena conciencia de que para exigirlos también debo de cumplir con mis responsabilidades.

 

Hoy lo hice, en la marcha. Permitanme hablar de ello, un poco.  

 

Salí de mi casa a las 11h30 rumbo a la plancha del Zócalo del Distrito Federal. Tenía un poco de miedo, iba con unas cartulinas en blanco que compré rumbo a la estación de metrobus Etiopía, pero no me atrevía a deternerme  escribir ninguna consigna aún. Tenía miedo de que las personas me vieran mal, o que me increparan por denunciar lo que tenía en mente, pensando en el daño que el norte del país, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas principalmente  -lugares donde reside mi familia y mis amgos- han sufrido a lo largo no sólo de los últimos dos años y medio, sino de seis, doce, veinte años... a manos de gobiernos corruptos, de mafias, de narcotraficantes, de tratantes, del ejercito...de la  violencia, de la injusticia, de la avaricia, del fraude, del miedo. 

"Quizá cuando llegue allá, las redacte", pensé mientras iba caminando por la Alameda del centro histórico, y mientras lo iba haciendo mire a mi alrededor y note que jóvenes, adultos, estudiantes, niños, hombres y mujeres, comenzaban a tener algo en común. Bajo el brazo llevaban cartulinas iguales y parecidas a las mías, dobladas; pancartas con mensajes que aún no estaban desplegadas. Aún no era momento. Pero todos diligente y en un ambiente embriagado de una alegría y optimismo inusitado caminaban hablando animadamente hacia el Zócalo.

 

Me encontré con un Zócalo lleno de jóvenes de todas las edades, escuelas, y clases sociales; hombres y mujeres solos y acompañados, familias completas -niños llevando sus pancartas-, padres de la mano de sus hijos, madres con bebés en brazos o en carreolas, armados de botellas de agua, sombreros, lentes de sol, pancartas, y gritos con voz en cuello que más que manifestarse contra uno o dos partidos políticos, o un candidato presidencial en particular. Lo que hacían era levantar su voz contra un sistema político fallido en nuestro país, contra la injusticia y desinformación que impera en nuestra sociedada, contra la ignoracia y la apatía no sólo del Estado y quienes lo manejan, sino de los medios de comunicación, quienes creen que podían engañar a los mexicanos. 

 

"¡No somos uno, ni cien, Televisa, Prensa Vendida, cuentanos bien!, ¡El pueblo informado, jamás manipulado!,¡No más sangre, no más sangre!, ¡No somos porros, somos estudiantes! ¡No somos acarradeaos, somos estudiantes, no somos acarreados, somos estudiantes!, ¡Peña Nieto No! ¡Peña Nieto No!, ¡Ni un voto al PRI, ni un voto al PAN!...¡Gaviota, Gaviota, tu esposo es un idiota! ¡Acteal no se olvida!¡Esto es noticia, que salga en Televisa! ¡Goya, Goya, Universidad! [cantados por universitarios de todos los orígenes]" 

 

Ibamos caminando todos en grupo, por el andador turistico de la calle de Madero, rumbo al palacio de Bellas Artes. El sentimiento que me inundaba, realmente era muy conmovedor, miles, no cientos, no unos cuantos...miles de ciudadanos ejerciendo su derecho más primordial, el verdadero derecho universal del hombre, el de levantar su voz frente a la injusticia, de una manera pacífica, respetuosa y honesta.

Aquí quiero hacer un breve paréntesis, camine por el grueso de la marcha y no observe en ningún momento consignas de ningún partido político, de ningún color o candidato, tampoco los famosos provocadores de los que nos habían advertido que podrían estar presentes. ¡Era una manifestación ciudadana, real, y por lo tanto pacífica! ¡Familias completas, comprometidas no con un grupo político, sino con su integridad y su seguridad, estaban dando el ejemplo de civismo que este país necesitaba! Al final nadie iba a ganar una torta y un refresco.

 

"¡El pueblo consciente, se une al contingente...!" y así fue, mientras íbamos caminando desde Hidalgo rumbo a la esquina de la información, y Moni y yo, íbamos encontrando con los automovilistas, comenzaron a darnos muestras de apoyo por medio de claxonasos, con los puños y dedos pulgares en alto mostrándolo por la ventanilla de los coches, de los autobuses. Desde las ventanas más altas de los condominios, de los edificios de las oficinas la gente no sólo observaba, sino también participaba, con pancartas, con consignas, con sus manos en alto en favor de la marcha. Ellos también estaban presentes, desde sus casas, trabajos, desde las oficinas...

Mi hermana Paulina, también estuvo presente desde muy lejos por medio del teléfono y escuchó y fue parte de la marcha, como muchas personas con sus celulares, cámaras, y todo tipo de dispositivo móvil, compartían el espíritu y fuerza de la manifestación. Para que esto no pase de largo, ¡porque fue real! ¡fue ciudadano!

 

Uno de los momentos que atesoraré en mi corazón, fue cuando pasamos por la famosa, en el D.F., "Esquina de la Información", donde se encuentran la escuela de periodismo Carlos García Septien, La Presa, Excelsior, El Universal... ahí comenzamos a gritar: ¡Vendidos! ¡Vendidos! ¡Vendidos! "¡El pueblo informado, jamás manipulado!"

En ese momento ibamos rumbo al ángel de la Independencia por Reforma, y ahí encontramos a Alfonso y a Melisa, quienes nos decían que en la punta de la marcha ya había llegado al Ángel.  También nosotros llegamos, y gritamos más fuerte :¡México, México!... y unos momentos después..."Mexicanos al grito de guerra..." Todos entonamos el himno nacional, a una sola voz. La voz del verdadero pueblo que, la única fuerza que puede acabar con la injusticia y la violencia.

 

El ambiente era de fiesta, de unión, de camaradería. Ni una cara triste, ni una expresión de arrebato o enojo. Todos nos sonreíamos, todos nos saludábamos. No sé cuantas veces choque con la gente, por mi torpeza al caminar, pero nadie se ofendió, nadie injurio a nadie.

 

A las 3h30 nos retiramos del Ángel, la gente seguía llegando... otros ya se retiraban. La jornada había sido corta, pero satisfactoria. Al final nadie obtuvo una torta o un refresco...pero México, ganó más.

 

Yo no pertenezco a ningún partido político, mi voto es libre y es secreto, soy ciudadana en pleno ejercicio de mis derechos y consciente de mis responsabilidades, y asistí a la marcha Anti-EPN porque quiero a mi país, porque quiero recuperar a mi país.

 

Aurora Georgina Bustos Arellano.

México, D. F. 19 de Mayo del 2012

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