"Tú debes ser la mejor", "hacer, verte, hablar y sentir mejor que todas", me repetían cuando era más joven, no dudo que mis padres querían lo mejor para mí, pero desde temprana edad ya estaba convencida que tenía que ser la mejor y no importaba como le hacía para llevar boletas con calificaciones de excelencia.

Entonces recuerdo cuando mis amigos me preguntan si era cierto eso de: "mujeres juntas ni difuntas", y es que según ellos las "viejas se pelean por y de todo"
y no es que peleemos por todo, es que nos han enseñado que debemos alcanzar el poder en base a competir entre nosotras, es decir nosotras somos las rivales a vencer porque estamos en un mismo escalón y por alguna razón (algo así como la ley de la más fuerte) solo pocas pueden escalar al poder que tienen ellos.

Marcela Lagarde en Enemistad y sororidad: hacia una nueva cultura feminista, nos dice: " el mundo patriarcal no tolera la solidaridad que puede desarrollarse entre las mujeres por compartir la condición genérica más allá de las diferencias en sus situaciones de vida", así mismo Lagarde nos explica que cualquier mujer es una enemiga en potencia para nosotras y entre nosotras, todo a partir de la búsqueda del "reconocimiento del hombre y de su relación con él, de sus instituciones sociales y el amparo del poder", es decir buscamos tener su favor.

Hace tiempo me preguntaban porque algunas de las mujeres (en su mayoría las mayores) que están en la política, masculinizan su forma de vestir, andar y en ocasiones de actuar, ahora creo que parte de esa masculinización se debe a la búsqueda y acceso al poder desde una posición femenina. Es decir, entre mujeres competimos, y aunque no seamos muchas en la esfera pública, debemos luchar contra las mujeres por subir y al llegar debemos luchas contra ellos, porque no nos van a dar el poder, así como o así, nos obligan a arrebatarlo, luchar y sobre todo a no ser mujer, porque mujer es sinónimo de sentimiento, debilidad, por lo tanto, la cultura y la sociedad nos obligan a no ser para poder acceder.

Es por eso que las feministas hablamos de "sororidad" y Marcela Lagarde la explica de manera muy bella: “la sororidad es en esencia trastrocadora: implica la amistad entre quienes han sido creadas por el mundo patriarcal como enemigas.”
Por eso la sororidad es un bien alcanzable y peligroso para el patriarcado,  al deconstruir un modelo sociocultural donde las mujeres juntas ni difuntas,  se romper esta creencia y al trabajar de manera sórica creamos un modelo de apoyo y acompañamiento entre mujeres.
Eso es la sororidad, trabajar juntas por una causa.

Para lograr esto, se debe tener un pacto: ser sóricas. 

La sororidad no es un pacto que se logra de la noche a la mañana, es un trabajo constante que va desde el no criticar acciones, juzgar sin conocer los motivos, crear chismes, o decir que no se le ve bien el vestido, la sororidad implica transformar todas estas acciones y trabajar en equipo. 

Yo soy sórica, pero con un trabajo constante, que implica volver a construir lo dicho y la formación, a confiar/creer que se pueden formar lazos de mujeres por una causa.

Las invito a crear un pacto por la sororidad, un pacto dónde tengamos muchas causas, pero un mismo fin: la mujer. Y las invito porque todas somos feministas, somos mujeres, que hemos crecido creyendo que nuestra peor enemiga es la mujer.

Las invito también a leer: Quintaesencia Febrero

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