Me despedí de todos los labios conocidos,  de los dulces y de los salados y a cada uno dejé una o dos palabras esperando algún día transformarlas en historias.

No me forjé cuentos de esperanza, no quise jugar al para siempre sabiendo que lo único eterno es la manera en la que se ve uno mismo al pasar de los años.

A cada letra le puse un sonido, a cada párrafo le puse una intención,  a cada amante evite llamar por su nombre y mirarlo a los ojos, solo prometí alguna luna llena y un te llamo luego.

Me gusta ser impermanente, ya que si me quedo me apropio de los nombres y los ojos y los sueños y me da por querer caminar de la mano de alguno como la gente normal y quizás hasta un día me de la gana dormir aferrada a otros sueños que no son los míos.

Por eso he corrido de un lado a otro, tocando puertas pero jamás corazones, mirando desde la trinchera pero jamás aventurándome, callando cuando mi alma grita, gritando cuando todos callan.

Me he despedido  de los amores, de las promesas falsas y de las historias que se que jamás pueden ser,  me rehúso a terminar llorosa y jadeante,  cantando a lagrima pelada y por enésima vez una vieja canción de Janis.

Me niego a dormir de nuevo solo abrazando a mi almohada y preguntándome por qué otra vez volví a caer y jurando que al día siguiente todo será diferente. 

Por eso cerré puertas y ventanas,  con la corona de la libertad arañando mi soñadora cabeza, evitando por fin cualquier peligro,  encerrada en mi misma sin ganas de volver a salir al mundo.

Y cada día es igual y unos días añoro algunos besos apresurados, otras veces extraño esa sonrisa que se me pone después de fingir querer a alguno,  luego echo de menos las platicas vacías y a la vez redondas,  extraño jugar con mis dedos entre los cabellos de alguno y dormir pegada a los sueños ajenos como si fueran los míos.

Es verdad que no encontré nada allá afuera quizás porque no inicie mi camino buscando desde adentro, porque esperé vehementemente encontrar mi reflejo en los ojos de otros.

Y quizás se diga que me rendí a los brazos de la soledad,  otras voces dirán que me estoy pudriendo como las frutas y que me volví amargada y solitaria.

Y yo solo siento que el gusano quiere ser mariposa y dejar de arrastrarse buscando luz en los negros pantanos,  quiere tejerse un hermoso capullo y esperar un buen rato colgada a las ramas de los árboles y dejar que pase el mal tiempo para ver como le crecen unas alas que le den la certeza de poder ir a dónde quieran.

Twitter: @miss__ovarios
http://mariangel-elovario.blogspot.mx/

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