Feliz cumpleaños, hijo mio.
En la obscuridad de tu habitación te observo. Veo a un proyecto de hombre. Un hombre con ideas rebeldes. Aunque para mí siempre serás un niño con la valentía suficiente para demostrarle al mundo que las apariencias no importan. Pase lo que pase, sigues siendo tú.
No importan tus piercings, tu pelo pintado, los pantalones “caídos” Tú, sigues siendo tú. 
Al menos a mi me pareces guapo, perfecto e inteligente. Crees saberlo todo. Tienes la certeza de que no hace falta que te digan lo que esta bien y lo que no. Eres emocional y cerebral a la vez.
No sientes temor a expresar tus opiniones aunque sepas que pueden ser mal recibidas. Eres fiel a tus principios y convicciones. Eres ambicioso como los grandes, aquellos que saben que siempre pueden ir por más.
Se que tendrás que tropezar muchas veces y aun así saldrás adelante.
Tendrás que darte cuenta de la realidad por ti mismo. De nada sirve te demos consejos acertados, querrás comprobarlo por ti mismo.
Y eso es lo que te hace especial.
No me siento una madre perfecta, a veces, quisiera tener las palabras acertadas para poder aconsejarte. Reconozco que tendría que escucharte mas, preguntarte como estas, interesarme por tus cosas. Siempre espero que vengas a mí y me las cuentes. Te observo y guardo silencio.
A veces no digo nada, aun queriendo decirte muchas cosas,
hay palabras que no encuentro, se perdieron en mi interior haciendo un rompecabezas difícil de unir.
Quisiera ser mas tu amiga pero… Prefiero ser tu madre. 
Me gustaría llevarte de la mano a todos sitios, como cuando eras pequeño. Levantarte en brazos. Mecerte como a un bebe.
Mi bebe.
Aquella época fue más fácil. Te llevaba a pasear en tu cochecito; te dejaba jugando con los demás niños.
Te observaba sentada en una banca. Sin quitarte la vista de encima. Tenía miedo que cayeras. Era necesario estar alerta para correr a levantarte.
Pero eso ya paso. Ese tiempo quedo en el pasado. Quedo en el baúl de los recuerdos.
Ahora eres un hombre. Tengo más miedo que cuando eras un niño, por que, ya no te llevo de la mano, ni en el cochecito, ni en brazos.
Ahora tienes que levantar el vuelo. Volar y encontrar tu sitio. Seguir tu propio camino. Hacer tu propio nido.
Te pido paciencia cuando te levante la voz. Cuando no sepa respetar tu libertad.
Algunas veces creo que me perteneces.
Hoy entiendo que eres un ser independiente, arañando la vida, batallando por aprender a vivir.
Quiero que sepas algo; siempre estaré aquí, siempre a tu lado. 
Cuando me necesites estaré dispuesta a escucharte. Soy tu apoyo incondicional, pues te quiero más que a mi propia vida.
En pocas palabras solo quería decirte, por si alguna vez lo dudaste, te amo
Hoy vivo la vida mas tranquila.
Tengo el convencimiento de que mi tarea fue sembrar en ti confianza y seguridad. Principios. Valores.
Algunos de estos conocimientos ya te encargaste de ampliar.
Se que viviré en tu recuerdo. Lo se, porque, mis padres viven en el mío.
Por que es la ley de la vida. Los hijos abran de abandonar a sus padres y formar su propia familia.
Olvidé el motivo de esta carta... ¡Feliz cumpleaños hijo mío! Dios te bendiga y me permita por siempre: gozarte, besarte, abrazarte, y decirte siempre que te amo más que a mi vida.

Dios ilumine tu camino...

Nueve meses te lleve en mi vientre.

Toda mi vida te llevare en mi corazón.

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